El enfermo ulceroso, tras la crisis, debe llevar una vida normal y, aunque la dieta no provoca o agrava la enfermedad, es lógico que no tome aquellos alimentos que "le sienten mal".
Se aconseja no ingerir café ni té, no fumar, no tomar bebidas alcohólicas ni tampoco mucha leche.
Si tiene molestias, puede ser aconsejable evitar el consumo de picantes, condimentos fuertes y salazones.
Respecto al uso de medicamentos, debe tener ciertas precauciones:
- Salvo en casos muy especiales, no debe tomar antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ni ácido acetilsalicílico (AAS).
- Si fuese imprescindible el empleo de AINE o AAS, probablemente el médico recomiende, durante el tratamiento, la protección de la mucosa gástrica y duodenal con unos fármacos llamados inhibidores de la bomba de protones (IBP).